Quien comenzara una y otra vez
a vivir el presente en su vida,
bien,
advertirá con el tiempo,
aunque sin procurarlo,
notas de solemnidad
en cada gesto al acaso.
Recién entonces observará
que la vida de "ése otro"
se soporta en un solo soporte
nombrado desde antaño como el amor.
Por eso creo, siento,
que toda fisonomía humana
que toda fisonomía humana
a cada paso,
en cada aliento,
si logra gustar aquel amoroso soporte
se va poniendo a foco con creciente precisión.
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